Baltasar Gracián (Belmonte de Gracián, 1601-Zaragoza, 1658) fue un ensayista del Siglo de Oro español, muy apreciado por algunos moralistas franceses posteriores, como La Rochefoucauld, o, ya en el siglo XIX, por filósofos alemanes como Schopenhauer o Nietzsche, quien afirmaba de él que «Europa no ha producido nada más fino ni más complicado en materia de sutileza moral». Formado en humanidades, especialmente en Filosofía, y en Teología, Gracián fue ordenado sacerdote en 1627 y comenzó a impartir Humanidades en Calatayud, actividad que seguiría desempeñando durante años en distintas instituciones religiosas, siempre con el mismo resultado: los enfrentamientos con algunos miembros de la Iglesia. Más adelante Baltasar Gracián ejercería de confesor del virrey de Aragón, y finalmente terminaría retomando la actividad docente, que le permitió ocuparse de la redacción de la mayor parte de sus obras, entre las que cabe destacar: El político, Oráculo manual y arte de prudencia (traducido al alemán por Schopenhauer, quien en su El Mundo como Voluntad y Representación escribió que El Criticón era «quizá la más grande y la más bella alegoría que se haya escrito jamás»), El Criticón o su célebre Agudeza y arte de ingenio.